PLATAFORMA PARA LA RECUPERACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO

Escapar al efecto impositivo de un discurso hegemónico no es una tarea fácil. Pero es necesario y posible generar una voz colectiva que enuncie este problema y lo transforme en acto de demanda. Si algo nos define como intelectuales es pensar sobre el mundo y la sociedad en la que vivimos, poner en cuestión los problemas que nos plantea, promover el debate de ideas, intentar leer más allá de la letra manifiesta y visibilizar lo oculto, tratar de salir de la mera apariencia de los efectos para bucear en las causas que los determinan. En síntesis, sostener nuestra capacidad y conciencia crítica y manifestarla, romper el silencio, como paso imprescindible hacia un accionar colectivo y transformador.
No encontramos este ánimo en algunos trabajadores del campo de la cultura, a quienes hemos respetado y queremos seguir respetando, pero que al colocarse como voceros del gobierno han producido una metamorfosis en relación con su historia y su postura crítica.
Nos encontramos ante verdaderos escándalos de diferente naturaleza y calidad, que tienen como denominador común la impunidad en relación con las responsabilidades de quienes nos gobiernan. Y de manera paralela, asistimos a la construcción de un relato oficial, que por vía de la negación, ocultamiento o manipulación de los hechos, pretende investir de gesta épica el actual estado de cosas.
Javier Chocobar, Diego Bonefoi, Nicolás Carrasco, Sergio Cárdenas, Mariano Ferreyra, Roberto López, Mario López, Mártires López, Bernardo Salgueiro, Rosemary Chura Puña, Emilio Canavari, Ariel Farfán, Felix Reyes, Juan Velázquez, Alejandro Farfán, Cristian Ferreira. Vemos crecer la lista de los asesinados. Muertes que en su repetición no dejan de asombrarnos. Muertes que van cubriendo toda nuestra geografía. Muertes que, lejos de ser inocentes, marcan un encarnizamiento represivo que no puede ser negado ni atribuido a lejanas decisiones para desresponsabilizar al gobierno central. Ahora descubrimos que desde 1994 somos un país federal, y que por lo tanto las muertes dependen de las policías provinciales, o de los caciques locales. Curiosa apelación al federalismo, cuando es el gobierno nacional el que ejerce el centralismo unitario y decide de hecho los presupuestos provinciales, el que resuelve candidaturas, impone ministros y se abraza con los gobernadores casi al mismo tiempo de ocurridos los hechos.
Muchas de las últimas muertes están vinculadas a la carencia de tierra, y detrás de cada nombre hay una historia de vida que se remonta a la histórica lucha de los pueblos originarios contra el despojo del que han sido objeto. El proceso de concentración de la propiedad de la tierra y la soja-dependencia de los últimos ocho años son un correlato en el presente de aquel despojo, que el discurso oficial oculta.
El “relato” hegemónico pretende imponerse sobre la materialidad y el valor simbólico de estas muertes. Efectivamente, en torno a estos y muchos otros hechos se elabora un discurso oficial que construye consensos, porque aparenta dar cuenta de una serie de necesidades sociales y reivindicaciones nacionales mientras se afianza la persistencia de lo mismo que aparenta cuestionar.
Este relato disciplinador y engañoso utiliza la potencia de los recursos comunicacionales de que dispone crecientemente el gobierno para ejercer control social mediante la inducción de mecanismos alienatorios sobre las formas colectivas de la subjetividad.
Quieren aparecer como actores de una gesta contra las “corporaciones”, mientras grandes corporaciones como la Barrick Gold, Cerro Vanguardia, General Motors, las cerealeras, los bancos o las petroleras – y el propio grupo Clarín, hoy señalado como la gran corporación enemiga – han recibido enormes privilegios de este gobierno.
Quieren también aparecer como protagonistas de una histórica transformación social, mientras la brecha de la desigualdad se profundiza. Y cuando la realidad se impone sobre el “relato”, los voceros oficiales y oficiosos del gobierno sostienen que se trata de “lo que falta”. Según los intelectuales reunidos en Carta Abierta, “lo que falta” sería – más allá de las “asignaturas pendientes” que estarían dispuestos a admitir – una cuestión de “imaginación política”. Y lo que es evidencia y síntoma de lo que no sólo no se transforma sino que se profundiza sería – como en el fenómeno de las placas tectónicas – algo así como restos traumáticos del pasado en el interior de un proceso transformador, que reaparecen una y otra vez.
El contenido de la producción ideológica oficial se inscribe en una metodología. La discusión de ideas es sustituida por la descalificación del interlocutor y toda disidencia es estigmatizada. Trivialización del debate, bravata “intelectual”, sacralización de sus referentes con independencia de las acciones que producen, son sólo algunas de las modalidades en las que se expresa el intento de imponer un discurso único. Cuando desde los medios públicos se utiliza la denigración de toda voz crítica por medio de recortes de frases, repeticiones, burlas y prontuarización como procedimiento intimidatorio y se invalida a esas mismas voces cuando se expresan en otros medios, se produce una encerrona que por una u otra vía sólo promueve el silencio.
Hoy la homogeneidad discursiva empieza a estar atravesada por algunas filtraciones que la erosionan: el relato épico ha iniciado un proceso de cierto desenmascaramiento. La asociación entre derecho de huelga y extorsión o chantaje, o la justificación de la sanción de la ley antiterrorista, serían expresiones paradigmáticas de este fenómeno.
A pesar del afán disciplinador del discurso hegemónico, es nuestra responsabilidad como intelectuales y trabajadores de la cultura romper el silencio que pretende amordazar el pensamiento crítico y promover un debate transformador de los grandes problemas que plantea el presente. Es necesario. Y es posible.

Pablo Albarello, Mirta Antonelli, Bibiana Apolonia de Brutto, Norma Barros, Héctor Bidonde, José Emilio Burucúa, Jorge Brega, Manuel Callau, Ana Candiotti, Andrés Carrasco, Nora Correas, Diana Dowek, Lucila Edelman, Sandra Franzen, Roberto Gargarella, Adriana Genta, Norma Giarracca, Liliana Helman, Eduardo Iglesias Brickles, Diana Kordon, Darío Lagos, Alba Lancillotto, Adriana Lestido, Matilde Marin, Lucrecia Martel, Gabriela Massuh, Francisco Menéndez, Luis Felipe Noe, José Miguel Onaindia, Jorge Pellegrini, Derly Prada, Mabel Ruggiero, Carlos Ruíz, Alfredo Saavedra, Guillermo Saccomano, Luis Sáez, Horacio Safons, Beatriz Sarlo, Alberto Sava, Herman Schiller, Aurora Juana Schreiber, Maristella Svampa, Nicolás Tauber Sanz, Miguel Teubal, Osvaldo Tcherkaski, Yaco Tieffenberg, Enrique Viale, Dennis Weisbrot, Patricia Zangaro, Daniel Zelaya. Adhesiones a plataforma.2012@yahoo.com.ar

Para disfrutar. La vuelta de Falta y Resto.

La murga «Falta y Resto» vuelve al teatro de verano. Para disfrutar mil veces.

“Aquí no sois conscientes de las condiciones en que se fabrica ese iPhone”

La conversación con el sindicalista Bala Krishnan y la investigadora Pathma Krishnanpara este artículo se graba con un iPhone. Ellos, claro, lo identifican desde el principio, aunque el asunto no surge hasta mucho después. Bala y Pathma comparten apellido (no parentesco) y viajes; se encuentran con frecuencia con trabajadores o voluntarios de organizaciones sociales occidentales, periodistas, personas atentas a sus palabras, sensibles al problema que denuncian. Seguir leyendo

Introducción a la temática “12 de octubre 1492”, por Juan José Rossi

Desde el Poder Ejecutivo Nacional habría ingresado al Congreso un proyecto de Ley que derogaría los argumentos que pretenden justificar el feriado  del 12 de octubre y lo reemplazaría por el de “la diversidad cultural”

Sea como fuere, el hecho se transforma en MOTIVO PARA PENSAR JUNTOS una realidad que nos compete

Cuando desde hace décadas ─y en algunos casos siglos─ muchos habitantes  del continente ─de manera explícita o tácita─ reclamamos la anulación del feriado que “celebra” el 12 de octubre de 1492, en general se piensa y se manifiesta que se trata de una deuda con los habitantes preexistentes a la invasión, con los  mal llamados ‘indios’ o ‘aborígenes’ ─de antes y de ahora─ y no de una aberración interpretativa respecto de la historia que nos atañe a todos los nacidos en esta tierra.

A todos… sin distinción de algún supuesto origen ancestral biológico extranjero, de color, de ideología o de ‘religión.

Nos atañe por el sólo hecho de ser hombres ‘nacidos’ en el continente.

Es hora de reconocer que nunca, ni antes ni después de la invasión de 1492, fuimos occidentales o indios, sino hijos de esta tierra que nos ve nacer y crecer. en efecto, el proceso histórico y la identidad de las personas es y surge de la tierra en que se nace, más allá de las ascendencias que difícilmente se puedan acreditar (‘aborigen’, europeo, asiático, africano, latino o sajón, religioso o ateo).

Este presupuesto vertebral e irrenunciable está basado en la filosofía y en la tradición milenaria de la humanidad (‘humana’, no ‘indígena’) de este continente en el que “la tierra no solo no pertenece al hombre” sino que éste “es fruto de la tierra” no importa en que espacio y tiempo haya nacido.

La actual humanidad del continente no es invasora, si bien no faltan quienes, distraídamente, le hagan el juego a los intereses del invasor o suponga ingenuamente ‘que es mejor’ sentirse ‘occidental’.

El fortuito arribo de los europeos a nuestras costas y sus aberrantes estrategias invasoras posteriores  ─vergonzosamente activadas ‘en nombre de su dios y de sus reyes’─  para someter a los 70 o más millones de habitantes preexistentes y apropiarse del continente basados en la fuerza bruta y en la aberración simbólico-filosófica, nos afecta a todos por igual.

La humanidad entera, y nosotros, debemos entender que aquí no hubo, no hay ni habrá por un lado ‘indios’  y, por otro, ‘occidentales’, sino hombres de una única especie; hombres emergentes con distintas culturas a lo largo del proceso histórico milenario de ayer, hoy y mañana.

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Capacitación provincial 2010-Curso a cargo de Juan José Rossi

FECHAS Y SEDES

 

“Historia, Cultura y Presencia de las Culturas Originarias de la Argentina en el contexto actual de la historia americana” 2010

Fundamentacion y modalidad y Cronograma 2010

El Curso-taller organizado por AGMER Central y el Museo Yuchán en convenio con el Consejo General de Educación de Entre Ríos comenzó a desarrollarse durante 2009, en toda la provincia, con el dictado de los módulos 1 y 2. En este primer semestre de 2010 se cerrará la propuesta, con el dictado de los módulos restantes. Con puntaje para los distintos niveles de la educación: Resolución 2967 (Gr. 894721). A cargo del Profesor Juan José Rossi (UADER)

LA REINVENCIÓN DE NACIONES UNIDAS, UNA ORGANIZACIÓN INDISPENSABLE Miguel D’Escoto y Leonardo Boff

 Afirmamos que Naciones Unidas es una organización indispensable para la salvación del mundo a pesar de que estamos plenamente conscientes del poco éxito que ha tenido en todo el tiempo de su existencia. Esto no obstante, las instituciones deben ser evaluadas no por el número de cosas “buenas” que pueden haber hecho. La evaluación de toda institución siempre deberá ser basada en el cumplimiento o logro de su razón de ser. De hecho, cosas que objetivamente pueden ser buenas, institucionalmente, pueden llegar a ser consideradas sin éxito y darnos la engañosa ilusión de que todo marcha bien. Naciones Unidas fue creada con un único propósito: detener lo que se temía era una racha irreversible de conflictos bélicos como las dos grandes en la primera mitad del siglo XX. Se pensó que había que ponerse de acuerdo en un código de comportamiento civilizado entre las naciones y crear una instancia judicial para dirimir controversias sin tener que recurrir a guerras. Analizada Naciones Unidas desde estos dos objetivos esenciales, no podemos dejar de constatar que lamentablemente no ha logrado sus propósitos. Esto se evidencia por el triste hecho de que a una obligación tan importante como la declaración del Estado Palestino sigue sin dársele cumplimiento y agresiones genocidas e invasiones, como las actuales contra Irak y Afganistán, siguen matando centenares de miles de personas, generalmente inocentes, con total y absoluta impunidad. La inmensa mayoría de los habitantes de la Tierra considera a Naciones Unidas como una institución debilitada, inefectiva y hasta innecesaria. El país más poderoso de la Tierra, poco preocupado con el futuro ecológico de la Madre Tierra, ha ayudado a desmoralizar la Organización al no respectar sus decisiones y al comportarse como su dueño y manipular a su antojo al Consejo de Seguridad. No obstante, aun reconociendo todas estas críticas como válidas, no dudamos en afirmar que la solución no está en olvidarse de Naciones Unidas. Es nuestra Organización. Fue creada en nombre de «nosotros los pueblos», y estos pueblos consideran abusivo y antidemocrático el privilegio que algunos países poderosos se arrogan de interponer vetos y así bloquear cuestiones fundamentales para el mundo. Todo eso podemos y debemos cambiarlo si queremos que Naciones Unidas esté al servicio de la Paz y de la Vida, y que en ella se respete el principio de la igualdad soberana de todos los Estados Miembros; sin privilegios de ninguna clase para ninguno; donde decisiones que afectan a todos sean tomadas por todos y no sólo por el pequeño grupo que detenta el privilegio injusto de poner veto; una Organización en la cual todos sean igualmente obligados a abstenerse de cometer crímenes contra la dignidad de la Madre Tierra y de la Humanidad o, de lo contrario, atenerse a las consecuencias, independientemente de que sean o no sean parte de los tratados o protocolos pertinentes. El no ser parte de un tratado no equivale a tener una licencia para cometer el tipo de crímenes que el tratado pretende evitar. Para salvar a Naciones Unidas hay que reflexionar un poco sobre cómo un desvío tan dramático de los propósitos fundacionales pudo ocurrir. No se puede negar que a los poderosos no les convenía tener una instancia más alta a la cual debieran someterse. En razón de esto, no se creyó en el imperio de la ley en las relaciones internacionales. Desgraciadamente la ley de la selva ¬es decir, el derecho del más fuerte- sigue dominando. Nos negamos a aceptar que algún país reivindique excepcionalidad. La Madre Tierra no conoce un «Destino Manifiesto», porque todos los pueblos son sus hijos e hijas queridos, y todos, con igual dignidad y derechos, habitan la misma Casa Común. A lo largo de los años, en la ONU se fueron introduciendo normas de procedimiento cuyo único objetivo fue limitar el poder de la Asamblea General, centro neurálgico de todo el sistema de Naciones Unidas, y reducir al presidente de la Asamblea General a una figura meramente protocolaria, a pesar de que, según la Carta, es el más alto funcionario de la Organización, con rango de jefe de Estado, y el Secretario General es sólo el jefe de la inmensa burocracia, sometido muchas veces a presiones insoportables por parte de los países pudientes. Todo esto, sin embargo, se puede cambiar. El poder de la Asamblea General, del Grupo de los 192, puede ser rescatado y, en gran parte, lo fue durante el 63º período de sesiones. Este rescate del poder de la Asamblea General, es decir, la democratización de la ONU, es posible y debe continuar. Para contribuir a este rescate del poder de «nosotros los pueblos» dentro de Naciones Unidas nos hemos propuesto trabajar en: I Una Declaración Universal del Bien Común de la Tierra y de la Humanidad como documento esencial para la reinvención de la ONU y que complemente la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Somos conscientes de que el excesivo antropocentrismo, codicia y egoísmo de la cultura dominante dificultará la adopción de dicha Declaración, pero se logrará. II Una Carta de la Organización a tono con las exigencias del siglo XXI, que deberá garantizar nuestra supervivencia promoviendo el Bien Común de la Tierra y de la Humanidad. III La creación de un Tribunal de notables procedentes de las cinco regiones que integran Naciones Unidas, para conocer acusaciones de crímenes contra el Bien Común de la Tierra y de la Humanidad interpuestas por miembros de la Organización. Su funcionamiento sería similar al de la actual Corte Internacional de Justicia, con la diferencia de que las condenas no podrán ser ignoradas como hizo Estados Unidos en el caso interpuesto por Nicaragua en su contra en La Haya.

¿Somos América ‘LATINA’? Juan José Rossi

A propósito de nuestra realidad continental y de su humanidad, protagonista de una sólida historia milenaria (lamentablemente poco o nada conocida por los argentinos), es inadecuado y engañoso referirnos a ella dividiéndola en dos grandes regiones: ‘América latina’ (hoy de moda, escribiendo inclusive erróneamente ‘latina’ con mayúscula) y ‘América sajona’, puesto que tales fórmulas fueron inventadas por los franceses (hace aproximadamente 150 años por motivos ajenos a la realidad del continente) y avaladas por el resto de Europa, y americanos europeizados, con fines estratégicos para diferenciar las aguas al interior de sus objetivos de apropiación. Es decir, reafirmar que los países de América sometidos por los ´latinos´ pertenecerían todavía a los países ‘latinos’ de Europa y los sometidos por los ingleses a los ‘sajones’. En la práctica, los nativos –todos los nacidos y adoptados aquí– nos conformamos irreflexivamente con nombres (América, América latina y América sajona) que el invasor le adjudicó a nuestro continente de más de 40.000 años de historia. Una forma nada sutil de mantener en el imaginario colectivo y en los hechos la sensación de que occidente sigue siendo “nuestro dueño” o “nuestro padre” por habernos –según ellos– engendrado hace apenas 517 años con el casual y comercial arribo de un navegante italiano que se dirigía al Asia por intereses propios y para rivalizar con Portugal. Pero desde el punto de vista del devenir humano continental y de los más estrictos parámetros filosóficos y epistemológicos, al menos en lo que se refiere a la ciencia histórica NUESTRO CONTINENTE ES UNO SÓLO DESDE ALASKA A TIERRA DEL FUEGO Y ANTÁRTIDA (que impropiamente se llama ´américa´, nombre, como sabemos aunque lo disimulamos, impuesto por el invasor entre gallos y medianoche, que pretende homenajear al espía europeo Américo Vespucio, personaje totalmente ajeno a la realidad continental). SOMOS, DESDE EL INICIO, UN SOLO CONTINENTE Y TENEMOS UNA SOLA HISTORIA MILENARIA QUE INCLUYE UNA SOLA HUMANIDAD DESDE SU INGRESO HASTA EL PRESENTE Y EN EL FUTURO, a no ser que Europa y su dilecto hijo EE.UU., basados en su poder estratégico-militar y comercial, finalmente resuelvan someternos ‘abiertamente’ o ‘anexarnos’ como Estado Asociado a su servicio, como sucede con muchos Estados americanos, en especial con Puerto Rico y el Caribe. En ese devenir y en un presente relativamente breve, es cierto que en ‘nuestro’ norte (no todo el norte, sólo EE.UU.) ha surgido un sistema circunstancial político-económico imperial perverso que trata de distanciarse y dominar al resto del continente y al mundo (situación que recuerda la tendencia imperial argentina o brasileña frente a países supuestamente más débiles materialmente como Uruguay, Bolivia y Paraguay (reflexión que nos recuerda también la perversa guerra de la ‘triple alianza’). Pregunto ¿hay que sacar por eso a estos países (los imperialistas del norte o los de tendencia imperial del sur) del mapa de la única América mientras unos efectivamente son imperialistas en la actualidad y los otros lo serían si se les permitiera? ¿o hay que inyectar e inyectarnos el contenido milenario de una fecunda historia común que nos aúna y hermana en lo más profundo de nuestro devenir pasado, presente y futuro? Mientras no hagamos consciente esa historia común, seguiremos embarcados en el sometimiento entre nosotros mismos, mientras Europa busca la forma de usufructuar nuestras divisiones. Son preguntas que deben preocuparnos. No olvidemos que Europa sigue siendo invasora (lo es desde milenios con aire de ‘salvadora’, sobre todo a través del cristianismo, su avanzada estratégica y dogmática), aunque ahora con modales más sutiles que los del siglo XVI y diferentes a los de su dilecto pero peligroso hijo EE.UU que no tiene el menor reparo en instalar bases en nuestras propias narices, en realidad lo intenta en todo el mundo. La vocación milenaria de Europa ha sido y es invadir como sea, usufructuar, vivir a costa de una humanidad –que ellos definen como ‘tercer mundo’, ‘subdesarrollado’, ‘emergentes’, etc.–. Lo hace sin apuro, con pie firme y objetivos claros. Por otra parte, y en otra dimensión de la historia, no debemos subestimar que en el país del norte de nuestro continente, ligado profundamente por una misma historia continental, está ‘la gente’ común como nosotros, las personas que no comparten, o podrían no compartir, la actual estrategia política y económica opresiva; hay millones de nativos de origen pre-invasión, millones de origen africano, etcétera. No somos América latina o sajona (además ambos vocablos deben escribirse con minúscula, no con mayúscula, porque son apenas adjetivos mal aplicados), sino simplemente AMÉRICA (mientras nos resignemos a seguir adoptando un nombre inadecuado), con una sola historia y una humanidad cuyos orígenes y maravillosa creatividad se inicia en el norte y se desplaza a través de los milenios hasta nuestro territorio hoy argentino. En efecto, el ingreso del hombre por el norte, los vestigios humanos de Lewisville, las maravillosas puntas Sandia, Clovis y Folsom, la cultura de los inuit y Montículos, los iroqueses y sus códigos de convivencia, y tantas otras manifestaciones culturales, pertenecen a la historia del hombre de este continente, a “nuestra” historia. No obstante lo cual, debe reconocerse que el actual sistema político de EE.UU. es imperial y opresivo e, en esta transición histórica, inaceptable desde todo punto de vista. Un tema para pensar, porque ‘defender la historia del continente desde el ingreso del hombre al presente no es defender el sistema político-económico de los yanques actuales, sino que simplemente es asumir «nuestra» historia continental que, casualmente, empezó y siguió durante miles de años desde el norte’. Podemos respetar la decisión de algunos historiadores y ensayistas de utilizar el adjetivo ‘latino’ sugiriendo con ello que no estamos de acuerdo con el actual sistema imperial de EE.UU., pero ciertamente es un error, sobre todo utilizarlo con mayúscula (Latina o Sajona) porque no es nombre del continente sino adjetivo ‘posesivo’ (si bien gramaticalmente no lo es) que denota, por su origen e intención, voluntad o conciencia de ‘paternidad’ o apropiación en el que lo inventa y promueve. Tema ‘jugoso’ para discutir ¿no les parece? Juan José Rossi

NO AL PARO. José Saramago

La gravísima crisis económica y financiera que está convulsionando el mundo nos trae la angustiosa sensación de que hemos llegado al final de una época sin que se consiga vislumbrar qué y cómo será lo que venga a continuación. ¿Qué hacemos nosotros, que presenciamos, impotentes, al avance aplastante de los grandes potentados económicos y financieros, locos por conquistar más y más dinero, más y más poder, con todos los medios legales o ilegales a su alcance, limpios o sucios, normalizados o criminales? ¿Podemos dejar la salida de la crisis en manos de los expertos? ¿No son ellos precisamente, los banqueros, los políticos de máximo nivel mundial, los directivos de las grandes multinacionales, los especuladores, con la complicidad de los medios de comunicación social, los que, con la soberbia de quien se considera poseedor de la última sabiduría, nos mandaban callar cuando, en los últimos treinta años, tímidamente protestábamos, diciendo que nosotros no sabíamos nada, y por eso nos ridiculizaba? Era el tiempo del imperio absoluto del Mercado, esa entidad presuntamente auto- reformable y auto-regulable encargada por el inmutable destino de preparar y defender para siempre jamás nuestra felicidad personal y colectiva, aunque la realidad se encargase de desmentirlo cada hora que pasaba. ¿Y ahora, cuando cada día aumenta el número de desempleados? ¿Se van a acabar por fin los paraísos fiscales y las cuentas numeradas? ¿Será implacablemente investigado el origen de gigantescos depósitos bancarios, de ingenierías financieras claramente delictivas, de inversiones opacas que, en muchos casos, no son nada más que masivos lavados de dinero negro, del narcotráfico y otras actividades canallas? ¿Y las expedientes de crisis, hábilmente preparados para beneficio de los consejos de administración y en contra de los trabajadores? ¿Quién resuelve el problema de los desempleados, millones de víctimas de la llamada crisis, que por la avaricia, la maldad o la estupidez de los poderosos van a seguir desempleados, malviviendo temporalmente de míseros subsidios del Estado, mientras los grandes ejecutivos y administradores de empresas deliberadamente conducidas a la quiebra gozan de cantidades millonarias cubiertas por contratos blindados? Lo que está pasando es, en todos los aspectos, un crimen contra la humanidad y desde esta perspectiva debe ser analizado en los foros públicos y en las conciencias. No es exageración. Crímenes contra la humanidad no son solo los genocidios, los etnocidios, los campos de muerte, las torturas, los asesinatos selectivos, las hambres deliberadamente provocadas, las contaminaciones masivas, las humillaciones como método represivo de la identidad de las víctimas. Crimen contra la humanidad es también el que los poderes financieros y económicos, con la complicidad efectiva o tácita de los gobiernos, fríamente han perpetrado contra millones de personas en todo el mundo, amenazadas de perder lo que les queda, su casa y sus ahorros, después de haber perdido la única y tantas veces escasa fuente de rendimiento, es decir, su trabajo. Decir “No al paro” es un deber ético, un imperativo moral. Como lo es denunciar que esta situación no la generaron los trabajadores, que no son los empleados los que deben pagar la estulticia y los errores del sistema. Decir “No al paro” es frenar el genocidio lento pero implacable al que el sistema condena a millones de personas. Sabemos que podemos salir de esta crisis, sabemos que no pedimos la luna. Y sabemos que tenemos voz para usarla. Frente a la soberbia del sistema, invoquemos nuestro derecho a la crítica y nuestra protesta. Ellos no lo saben todo. Se han equivocado. Nos han engañado. No toleremos ser sus víctimas.

Mito y religión: EL FRAUDE DEL CATOLICISMO. Presentación Libro de Juan José Rossi.

Mito y religión. El fraude del catolicismo. Juan José Rossi. Buenos Aires: Galerna, 2009.

«Por diversos motivos y circunstancias, un considerable sector de la humanidad supone pertenecer a una u otra institución religiosa que, al amparo de algún dios, intenta normar su devenir y asegurarle un supuesto destino final en un más allá cósmico. El catolicismo es una de estas instituciones, quizá la más respetada, temida y tenida en cuenta por su indiscutible poderío sobre las conciencias y los regímenes de occidente. Según el autor de la presente obra, el mecanismo de proyectar alguna dimensión ‘trascendente’ o algún ‘más allá’, aparece como una espontánea y legítima estrategia de supervivencia psico-social desde el origen mismo del hombre. En efecto, de alguna manera, todos los pueblos del planeta de todos los tiempos, desde que el homo es consciente de sí mismo, de sus límites y de su propia muerte, generó esta estrategia que, de hecho, los individuos y los grupos consideran legítima y útil para explicarse la realidad y hacer más comprensible y menos angustiante el devenir complejo y limitado de su vida. Desde esta perspectiva, las instituciones emergentes que se autocalifican ‘mediadoras’ entre algún dios y el hombre, generalmente se transforman en una mera o vulgar estrategia de supervivencia por parte de sectores inescrupulosos y, a veces, confundidos. En la hipótesis de Rossi, utilizar en forma corporativa o individual esa tendencia recurrente de nuestra especie y, además, instrumentarla para lograr privilegios en la sociedad y poder sobre las conciencias, es abusivo y absolutamente distorsionante de la realidad. Sobre todo si los sectores que se atribuyen semejante función surgieron de un fraude histórico flagrante, como es el caso del catolicismo. En la actual coyuntura científica de la humanidad, cabe preguntarse con absoluta sinceridad por qué todavía mucha gente cree en seres superiores de otro mundo y, en especial, por qué deposita su confianza en supuestos intermediarios como el catolicismo, aparentemente intocable, y en sus ampulosas jerarquías y ejército fiel u obsecuente de sacerdotes que viven a costa de los creyentes. Una obra para leer despojándose de prejuicios y para reflexionar o polemizar con el autor en bien de uno mismo, ya sea para afirmarse en las propias convicciones ya para abrir los ojos hacia una dimensión crítica y realista de la existencia»

Publicado por Editorial Galerna

  • "La universidad europea ha de ceder ante la universidad americana. La historia de América, de los incas de acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria" Nuestra América. José Martí.